
La hidratación es esencial para la salud de los ancianos, pero cuando existen problemas de deglución, como la disfagia, beber líquidos puede representar un riesgo de atragantamiento o aspiración. Para evitar estos peligros y garantizar una hidratación segura, se utilizan espesantes de agua. En este artículo, te explicamos cómo elegir el mejor espesante de agua para ancianos y qué aspectos debes tener en cuenta.
¿Qué es la Disfagia?
La disfagia es una afección frecuente en personas mayores que puede afectar su calidad de vida y poner en riesgo su salud. Si tienes un familiar de edad avanzada que presenta dificultades para tragar, es fundamental conocer las causas, los tratamientos y las mejores estrategias para prevenir complicaciones.
Para ser más precisos la disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o saliva. Esta condición puede ser leve o grave, y en los casos más avanzados, puede impedir que una persona ingiera alimentos de manera segura. La disfagia no solo afecta la nutrición e hidratación, sino que también puede provocar problemas de salud como neumonía por aspiración.
¿Cómo Detectar la Disfagia?
La detección temprana de la disfagia es crucial para evitar complicaciones graves. Solamente el 10% de los pacientes están diagnosticados! Algunas señales de alerta incluyen:
- Tos o atragantamiento frecuente al comer o beber.
- Sensación de que la comida se queda atascada en la garganta o el pecho.
- Dificultad para masticar o mover los alimentos dentro de la boca.
- Dolor o molestia al tragar.
- Babeo o acumulación de saliva debido a la incapacidad de tragar correctamente.
- Cambios en la voz, como ronquera o voz húmeda después de comer.
- Pérdida de peso inexplicada o desnutrición debido a la reducción de la ingesta de alimentos.
- Infecciones respiratorias frecuentes, como neumonía, causadas por la aspiración de alimentos o líquidos a los pulmones.
Si tu familiar se encuentra en una residencia puedes solicitar que le realicen el test MECV-V. El Método de Exploración Clínica Volumen-Viscosidad (MECV-V) es una prueba utilizada para evaluar la disfagia orofaríngea, es decir, la dificultad para tragar que afecta la boca y la faringe. Consiste en administrar al paciente diferentes volúmenes y viscosidades de líquidos (agua sin espesante, néctar y pudín) mientras se observa su capacidad de deglución y se monitorean posibles signos de aspiración, como tos, cambios en la voz o disminución de la saturación de oxígeno.

Si notas alguno de estos síntomas en un ser querido, es fundamental acudir a un médico especialista para realizar una evaluación completa y determinar el mejor tratamiento.
Causas de la Disfagia
La disfagia puede deberse a diferentes factores, entre ellos:
- Enfermedades neurológicas: Afecciones como el Párkinson, el Alzheimer, los accidentes cerebrovasculares (ACV) y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) pueden afectar los músculos involucrados en la deglución.
- Enfermedades musculares: Patologías como la distrofia muscular o miastenia gravis pueden debilitar los músculos responsables de tragar.
- Problemas estructurales: La presencia de tumores en la garganta, el esófago o el cuello, así como cicatrices por reflujo gastroesofágico, pueden obstruir el paso de los alimentos.
- Envejecimiento: Con la edad, los reflejos y la fuerza muscular disminuyen, lo que puede dificultar la deglución.
Tratamientos para la Disfagia
El tratamiento dependerá de la causa subyacente de la disfagia. Algunas opciones incluyen:
- Terapia de deglución: Un logopeda o fonoaudiólogo puede enseñar técnicas y ejercicios para mejorar la capacidad de tragar.
- Dieta modificada: Adaptar la consistencia de los alimentos y líquidos puede facilitar su ingesta.
- Medicación: En casos de reflujo gastroesofágico, pueden recetarse fármacos para reducir la acidez y prevenir daños en el esófago.
- Cirugía o procedimientos médicos: En algunos casos, pueden requerirse dilataciones esofágicas o la colocación de sondas para garantizar una adecuada alimentación.
Prevención de la Disfagia
Si bien algunas causas de la disfagia no pueden evitarse, hay medidas que pueden reducir el riesgo o retrasar su aparición:
- Mantener una buena salud bucal: Una higiene oral adecuada evita infecciones que puedan afectar la deglución.
- Ejercitar los músculos de la deglución: Prácticas como masticar bien los alimentos y realizar ejercicios de fortalecimiento pueden ayudar.
- Controlar enfermedades subyacentes: Un buen manejo de condiciones como el Párkinson o el reflujo gastroesofágico puede reducir las complicaciones relacionadas con la disfagia.
- Adecuar la alimentación: Evitar alimentos secos, duros o con texturas mixtas puede facilitar la deglución y prevenir el atragantamiento.
Alimentación Recomendada para Personas con Disfagia
Adaptar la dieta es clave para garantizar la seguridad y nutrición de quienes padecen disfagia. Algunas recomendaciones incluyen:
- Comidas suaves y húmedas: Preparaciones como sopas cremosas, yogur, natillas y compotas son más seguras para personas con disfagia.
- Alimentos en puré: Verduras, frutas, carnes y legumbres pueden licuarse para facilitar su consumo.
- Líquidos espesados: Los líquidos muy fluidos pueden ser difíciles de tragar, por lo que se recomienda espesarlos con productos espesantes comerciales o alimentos como gelatina.
- Evitar alimentos peligrosos: Galletas secas, arroz, frutos secos y carnes fibrosas pueden representar un riesgo de asfixia.

Problemas de Salud Asociados a los Líquidos en Ancianos con Disfagia
Aunque uno no lo pensaría en primer lugar, uno de los mayores riesgos de la disfagia en ancianos ocurre con los líquidos, ya que tienen una textura difícil de controlar al pasar por la garganta. Esto aumenta el riesgo de aspiración, es decir, que el líquido pase a las vías respiratorias en lugar del esófago, lo que puede derivar en neumonía por aspiración, infecciones respiratorias recurrentes y desnutrición debido a la reducción del consumo de líquidos. Además, la dificultad para ingerir líquidos puede llevar a una hidratación insuficiente, favoreciendo la aparición de problemas como infecciones urinarias, estreñimiento y deterioro general del estado de salud. Por esta razón, el uso de espesantes de agua es clave para mejorar la seguridad y garantizar una correcta hidratación en personas con disfagia.
¿Qué es un Espesante de Agua y Para Qué Sirve?
Un espesante de agua es un producto diseñado para modificar la textura de los líquidos, haciéndolos más fáciles de tragar para personas con disfagia. Estos productos ayudan a reducir el riesgo de aspiración, mejorando la seguridad alimentaria y la calidad de vida del paciente.
Tipos de Espesantes de Agua
Existen diferentes tipos de espesantes de agua en el mercado, y elegir el adecuado depende de las necesidades del anciano:
- Espesantes a base de almidón: Son los más tradicionales y económicos. Sin embargo, pueden cambiar el sabor de los líquidos y su consistencia puede degradarse con el tiempo.
- Espesantes a base de goma xantana: Son más estables y conservan mejor la textura sin alterar significativamente el sabor de las bebidas.
- Espesantes líquidos premezclados: Ideales para personas que necesitan una preparación rápida y fácil de usar.
Factores a Considerar al Elegir un Espesante de Agua
Al seleccionar un espesante de agua para un anciano, es importante tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Textura y consistencia: Dependiendo de la necesidad del paciente, se pueden ajustar a niveles más espesos o ligeros.
- Sabor y aceptación: Algunos espesantes pueden alterar el sabor de los líquidos, por lo que es recomendable probar diferentes opciones.
- Facilidad de preparación: Los espesantes en polvo requieren ser bien mezclados, mientras que los líquidos premezclados son más convenientes.
- Compatibilidad con diferentes líquidos: Algunos espesantes funcionan mejor con agua, leche, café o zumos.
- Valor nutricional: Algunos espesantes pueden contener calorías adicionales, lo que puede ser beneficioso en ciertos casos de desnutrición.
¡Aquí te dejamos nuestra selección de espesantes de agua!



La Disfagia es Tratable: Historias de Éxito
Es importante destacar que la disfagia no es una condición irreversible. Con el tratamiento adecuado, muchas personas pueden recuperar la capacidad de tragar de manera más segura y mejorar su calidad de vida.
Un ejemplo inspirador es el caso de Jaume, un paciente de 74 años con Parkinson que desarrolló una disfagia avanzada. Durante meses, solo podía alimentarse con líquidos espesados y purés, lo que afectó su bienestar y estado emocional. Sin embargo, gracias a un tratamiento integral que incluyó terapia de deglución con un logopeda, ejercicios de fortalecimiento muscular y una dieta adaptada, Jaume logró una notable mejoría.
Después de un año de tratamiento, Jaume ya puede comer alimentos más sólidos como tortilla, pescado blando y algunas frutas sin riesgo de atragantamiento. Su evolución ha sido un gran avance tanto para él como para su familia, quienes han visto cómo recupera su autonomía y disfruta nuevamente de la comida. No olvidemos que la comida es uno de los grandes placeres de la vida!
Su historia es un recordatorio de que, con paciencia, apoyo y un enfoque terapéutico adecuado, las personas con disfagia pueden mejorar significativamente y recuperar el placer de comer.
Conclusión
La disfagia es un desafío para las personas mayores y sus cuidadores, pero con el conocimiento adecuado y las estrategias correctas, es posible manejarla de manera segura. Si tu familiar presenta dificultades para tragar, consulta con un especialista para establecer el mejor plan de tratamiento. Una alimentación adaptada y una buena supervisión pueden hacer una gran diferencia en su calidad de vida.
Si necesitas más información o asesoramiento, no dudes en consultar con un profesional de la salud especializado en disfagia.